Hay niños muy despiertos y hay adultos muy somnolientos. En este mundo hay de todo porque existen todo tipo de almas: algunas muy viejas (decimos “viejas” porque tal vez ya están algunos escalones más arriba) y almas muy jóvenes y puras que van lento pero seguro. Cada una tiene su proceso y hay que respetarlo. El despertar llega en el momento en el que estás listo para VER.
¿Por qué le decimos despertar? ¿Ver?
Imagínate que tu cuerpo y tu mente necesitan cierta cantidad de experiencias y de información para prepararse. Tus ojos viven entrecerrados a lo que en verdad eres. Tu mente, para funcionar en el mundo, crea el ego, que otorga un sentido de separación de los demás (cuando realmente venimos de lo mismo y somos lo mismo). En el mundo físico, la mente necesita el ego para reconocerse como persona individual.
Cuando este ego está listo para ser reconocido. Cuando puedes advertir que eso no eres tú, que sólo es una parte de tu cuerpo pero que en verdad eres alma, estás listo para despertar.
Llega como una serie de preguntas existenciales quizá, o tal vez te sientes fuera de lugar en el ambiente que te rodea, te sientes diferente como que no “encajas”, o te llegan imágenes a cada rato de números, de temas espirituales, ángeles, que se yo, puede llegar de diferentes maneras pero básicamente es una necesidad de conectar, de lograr hacer sentido, entender ese propósito de vida, es una necesidad que te va llevar a buscar, hasta que encuentras que todas las respuestas están adentro. En ti. Entonces resuenas con aquello que te va ayudar a seguir despertando, empieza la sincronía, los mensajes las señales, escuchas palabras como: expandir tu consciencia , despertar espiritual, plenitud, regresar al amor, unicidad, yo soy, multidimensional, sanación, transformación, bienestar y todo eso te lleva a abrir esa cortina, descubrir ese velo que tenemos en los ojos y oculta la verdad.
¿Cuál es la verdad?
Nuestra alma conoce la verdad, la ha vivido con lo perfecto: la verdad es Dios. Nosotros venimos de Dios, somos parte de él, somos parte de su perfección; por eso somos seres magníficos, tenemos en nosotros esa divinidad. Tenemos esa grandeza y nuestra alma lo sabe. Despertar es darle entrada a esa divinidad, comenzar a vivir la vida no desde el ego, sino desde esta verdad, desde lo que eres realmente: un ser divino. Nuestra esencia.
Cuando vivimos en el mundo atesorando únicamente el cuerpo, nos es muy difícil despertar. Las cosas materiales, las cosas mundanas, alimentan al ego. Cuando nos sensibilizamos, cuando haces sensible tu corazón, es cuando logramos entrar a esta profundidad.
EGO /CUERPO / MENTE – SER / ALMA / CORAZÓN.
Mientras más alimentes tu alma, más podrás VER desde el alma.
Yo desperté cuando empecé a observarme; encontré las respuestas a mis preguntas de los PARA QUÉ de mi vida desde “El Observador” (Aprende más sobre esta herramienta haciendo click aquí) . Logré ver a los personajes de mi ego no como míos, sino como parte de mí. Vi que no salían a la luz cuando estaba CONSCIENTE y poco a poco fui conociendo la verdad. Fui aprendiendo a vivir desde el SER, viendo a mis personajes, reconociéndolos.
Tu despertar puede venir de diferentes maneras, no hay una fórmula específica ni una sola manera.
Puede que despiertes por llegar a un nivel de consciencia muy alto, puede que alguna experiencia de la vida te lo regale. ¿Puedes pedir recibirlo? Sí, pero te va llegar justo en el momento en el que estés listo para entender. Aquí te lo explico:
Al estar formados por una dualidad cuerpo – espíritu, estamos también formados por las energías que los rigen. La energía de la tierra es magnética, femenina; la energía de la consciencia superior es eléctrica y masculina. Así, nos conformamos por ambas: ying/yang, masculina/femenina, eléctrica/magnética. Cuando estas energía se manifiesta en el mundo es, entonces, electromagnética. Vivimos a través de ella, así funcionamos; todo en este mundo vibra y los humanos vibramos, como dije, en energía electromagnética. Atraemos lo que vibramos. Sumando que tenemos un fin en la vida, todo lo que vives hoy es precisamente para eso. Somos antenas caminantes. Nuestra mente y nuestras emociones son catalizadores.
¿Qué es lo que estás atrayendo en tu vida?
A lo largo de tu escuela has vivido experiencias que han sido oportunidades para crecer y acercarte a tu fin último: vivir en el amor. Puesto que el objetivo de tu alma al venir al mundo es realizarse plenamente a través de tu cuerpo, SER en esta vida todo lo que ES. Puede que no VEAS tus experiencias como oportunidades porque este despertar no ha llegado o sigues atrapado en el sueño, los pensamientos y sentimientos negativos que no te permiten despertar. Cuando estás dormido es porque el alumno de esta escuela del amor sigue siendo el EGO.
El despertar llega cuando estás listo para ver. ¿Ver qué? VER LA VERDAD. Lo que eres realmente no es tu idea de separación (ego), no es esa persona individual. La verdad es que eres uno con Dios. Sólo que en este mundo físico, la mente necesita al ego para entender su individualidad, para reconocerte como UNO. Te “SEPARASTE” de Dios para venir a este mundo, así lo entiende la mente, pero en realidad sigues siendo parte de él. Le llamaremos a esta divinidad EL SER.
El ser se rige por el sistema del amor, la energía del AMOR; el ser ES amor, viene del Amor, y lo único que puede dar es ESO: AMOR.
El ego se rige por el sistema del miedo, la energía del MIEDO. Viene del miedo y de todas sus variantes.
El crecimiento espiritual es encaminarte al camino del amor, abrirte al amor que eres, recordar lo que eres, integrarlo y ser parte de el, expresarlo y vivir desde ese yo soy amor.
Crecer espiritualmente un proceso que dura toda la vida infinitamente hasta llegar a la iluminación, la más alta versión de ti mismo, siempre en constante movimiento, renovando quien eres, dejando ir soltando lo que ya no quieres seguir sosteniendo, es un proceso, no lineal, con matices, con altas con bajas, pero siempre en expansión, alcanzando niveles más profundos en ti mismo que te lleva al final a la rendición total de tu ser a ser todo aquello que eres. La divinidad encarnada.