Antes de nacer, nuestra alma estaba en lo perfecto; con la luz, la verdad, la fuente: con Dios. Las almas buscan elevarse, crecer y trascender en el amor, y por eso deciden encarnar en la vida terrenal, la de los sentidos: en el cuerpo. Cada alma está aquí en una búsqueda; viene al encuentro con la máxima expresión de Dios, que es el amor. Todos los que venimos a este mundo venimos a buscar la experiencia del amor. Estamos aquí con un fin, por un fin: amar y ser amados.
Imagínate que antes de nacer se te presenta al mundo y a las personas que van a estar en él; tú eliges qué tipo de crecimiento es el que quiere tu alma, eliges que tipo de experiencia encarnarás; escoges a los padres perfectos que te enseñarán exactamente lo que quieres. Por eso, le llamaremos al mundo tu “salón de clases del amor”.
Vivimos con una dualidad mente- cuerpo / corazón-alma. Nacemos y nuestra mente no sabe nada; sin embargo, nuestra alma sabe todo. Es por eso que las almas se reconocen. En este salón de clase saben con quiénes van a estudiar: aquellos que formarán parte de tu vida serán las personas ideales para ti. Por eso hay que abrirnos a lo que la vida nos ofrece. Recuerda, nada es por casualidad.
Este salón de clases es donde aprenderás lo que necesitas para crecer. Por esa razón, la forma en la que has vivido, la gente con la que has convivido, las experiencias que has tenido, han sido perfectas para tu despertar en el amor, para tu crecimiento espiritual.
Si pensabas que te gustaría cambiar algo de tu vida, entiende que las cosas no podrían haber sido de otra manera. Así, lo que eres, lo que tienes y cómo todo ha ido ocurriendo a lo largo de tu vida ha sido perfecto. Es lo que necesitas para despertar. Cada quien tiene su proceso, cada quien tiene y vive exactamente lo que necesita su cuerpo y su mente para prepararse hacia su fin último: vivir en el amor.
En el artículo pasado hablamos sobre la ley de la resonancia y como atraemos lo que somos y lo que llevamos dentro y si le sumamos que venimos a este mundo a vivir en el amor y escogemos a las personas perfectas como pacto entre almas para nuestra propia evolución podemos entender que lo que vivimos en una relación se reduce a eso mismo
Todo lo que no hemos sanado en nosotros, aceptado e integrado lo vamos a ver reflejado en el otro, tu espejo, tu maestro te va hacer sentir con todo aquello que no has sanado en ti y que tu alma necesita liberar, es por eso que escogió esa experiencia (la que sea que estes viviendo)
Hay una relación maestra en especial puede que sea tu madre padre hijo pareja…
¿cómo sabes cuál es?
Es la que te hace sentir las emociones más incomodas, el que te lastima, el que te reta, el que te saca de tus asillas, ese es tu maestro de vida.
Vas a vivir con él las experiencias más dolorosas y al mismo tiempo expansivas porque fue el acuerdo que hicieron antes de nacer, él te mostrará tu mundo interno no integrado, no sanado, te muestra tus heridas, tu sombra.
¿Que estas sintiendo? ¿Rechazo? ¿humillación? ¿Traición? ¿Abandono? ¿Necesidad de reconocimiento?
Lo que queda es SABER que esa es una relación maestra
Cuando estes ahí es necesario estar muy CONCIENTE que es solo un reflejo de lo que hay en ti
Dar gracias a ese ser por ayudarte a ver lo que no habías podido ver
Trabajar en eso para sanarlo y liberarlo
Una vez sanada la herida ese vínculo empieza a ser más ligero, con más paz con más amor poque al final ese es el objetivo- liberar todo aquello que nos impide conectar con el amor que ya somos pero que hemos olvidado.
Ya liberado será más fácil conectar con esa persona desde el amor no desde el ego
Cuando das ese salto cuántico de evolución y CONECTAS con esa situación desde el SER, desde el amor, ese maestro cumplió su parte, cumplió su destino contigo y tu lograste pasar la prueba EL DESAFIO, integraste y sanaste y ahora quedan ambos liberados.
CLAUDINA.