Pasar tu centro del mundo exterior al mundo interior requiere valor.
El sueño en el que venimos a este mundo, a esta encarnación, no nos deja ver la verdad de lo que somos. Olvidamos nuestra profundidad y perdemos la conexión con nuestro poder interno, con la fuente ilimitada de poder. Para amarte a ti misma tienes que saber quién eres en realidad Y TOMARLO COMO VERDAD. Venimos a recordar lo que hemos olvidado: nuestro destino es recordarlo.
Somos amor, venimos del amor, y lo único que queremos y podemos ser es amor.
Soy mujer como tú. Una mujer que ríe llora, aprende, crece, comete errores y a veces se toma las cosas de manera personal. En ocasiones me siento triste y frágil, lastimada. Pero tomo esas cosas de mí que no me gustan tanto, las valoro y las honro. Porque todas estas facetas son personajes que creó mi ego para crecer. Todas son mi ego; ahora lo veo claro. No soy yo: es parte de mi humanidad.
Logré conocerme cuando seguí mi intuición. Esta me llevó a orar, a leer, a escribir. Mientras escribía, en ese ir hacia el interior, recordé que soy mucho más de lo que ven mis ojos. Mi ego es mi mente y mi espíritu es mi parte divina. Eso es lo que soy realmente; esa es la verdad. La vi desde mi SER, viviendo en mi SER, escuchando a mi SER.
Decidí tomar mi divinidad y centrar mi atención ahí. Escucharla porque es ahí donde están las respuestas a mis preguntas. Ahora sigo mi guía interior.
Intuición viene de intueri, es decir “ver hacia tu interior”.
En la vida existe sólo un propósito y para él vivimos: experimentar la gloria mas plena.
Todo lo que dices, haces, piensas, está subordinado a esto.
Tu alma no QUIERE hacer nada más que esto. Lo maravilloso de este propósito es que nunca termina. Un fin es una limitación, y el propósito de Dios carece de límite.
Cuando llegue el momento en que te experimentes a ti mismo en tu gloria más plena, te imaginarás una gloria aún mayor. Y cuando más seas, más llegarás a ser; cuanto más llegues a ser, más podrás ser todavía. Entonces tratarás, no de averiguar quién eres, sino quién quieres ser. ¿Un ser poderoso? ¿Capaz de cocrear grandes cosas? ¿Un ser amoroso y pleno?
Para escuchar a tu SER, hay que trabajar primero en tu mente. Como ya hemos visto, trabajar con tu ego, conocerlo, para poder acallar su voz y profundizar en aquella que está muy al interior de ti. TU SER, tu parte divina, esta intuición o sexto sentido, eres tú mismo: esa es tu divinidad.
Esta vida, este mundo físico, es tan sólo un puente. Tu alma sabe quién eres, de dónde vienes y a dónde vas. Cuando nacemos, se nos olvida. Venimos sin conciencia para recordar y recrear quién eres. El alma sabe todo, nada desconoce. Pero saberlo no es suficiente, el alma aspira a experimentarlo. De ahí la encarnación en el mundo material. Recuerda:
Yo soy la más concentrada expresión de amor divino.
Yo soy la expresión activa del amor.
Yo soy un punto de amor en el corazón de Dios.
Vivir en el amor es la expresión de Dios en ti; es la experiencia de la divinidad en ti. Vivir en el amor es tomar lo que eres, tomar tu verdadero poder de COCREADOR y crear amor, extenderlo hacia ti y hacia los demás. Vivir con Dios ES vivir en el amor.
YO SOY AMOR.
Yo soy un ser divino.
Amor es lo único que tengo para ser, para dar, para recibir.
Yo soy amor y nada me falta.
CLAUDINA